martes, 14 de septiembre de 2010

POPAYAN, AQUI FUE TROYA.


POPAYÁN: “AQUÍ FUE TROYA” por OLIVER LIS
de Oliver Lis, el El miércoles, 25 de agosto de 2010 a las 20:47
POPAYÁN: “AQUÍ FUE TROYA” por OLIVER LIS
ACADEMIA ALTERNATIVA DE LA HISTORIA
FUNDACIÓN CAUCANA DE PATRIMONIO INTELECTUAL
El general Manuel Antonio López Borrero, escribiente de Bolívar y Sucre, ayudante del Estado Mayor Libertador de Colombia, quien es el más connotado historiador militar de las Independencias de las Repúblicas Bolivarianas, expresó en sus “Recuerdos Históricos – 1819-1826”[1] sobre Popayán, su ciudad natal, lo siguiente:
“[…] descansó por algunos días la infeliz Popayán, que es de toda la Nueva Granada el lugar que más ha sufrido en toda época las crueles vicisitudes de la guerra y varias ocasiones con la ferocidad de la barbarie, como si los méritos de sus muchos ilustres hijos sólo hubieran servido para mantener despierta y enconada la implacabilidad de su fortuna”.
De la misma manera, el general José Hilario López Valdés, en la cita # 4 del capítulo IX de sus “Memorias”[2] manifestó sobre la ciudad:
“También debo recordar, agradecido, que mi primo Manuel López y Escovar, pasando de Antioquia para Quito, auxilió a mis hermanos con algunas prendas de ropa para vestirse, según me lo dijo la virtuosa Antonia, cuando ellos se encontraban en tal estado de desnudez que ya no podían asistir a la escuela. Hubo tiempo que, en medio de la espantosa revolución que afligió y desoló a Popayán, la pobre Antonia no alcanzaba a ganar lo suficiente para su manutención y la de sus tiernos hijos adoptivos, a veces por falta de trabajo, pues aquella ciudad tan opulenta y tan valiosa asimismo por su importancia moral, era incesantemente acometida y ocupada por los dos bandos beligerantes, distinguiéndose en depredaciones y crueldad el realista, que entraba en ella a saco, y sus moradores huían hasta donde les era posible para librarse de la muerte y los ultrajes, en términos que en uno de esos interregnos la ciudad quedó tan desierta que no habiendo hombres siquiera para enterrar a los muertos, algunas caritativas mujeres ejercían esas funciones y aun otras más sublimes en las ceremonias religiosas. Nada o muy poco se ha escrito relativo a las catástrofes terribles de Popayán, y el único historiador clásico, el señor José Manuel Restrepo, que ha dado una débil pincelada en ese cuadro admirable por tantos títulos, mejor hubiera procedido escribiendo tres palabras, semejantes a las que se pusieron sobre el funesto túmulo que formaron las cenizas de la célebre Ilion: “Aquí fue Troya”
“¡Jóvenes talentosos de Popayán! Reunid los datos necesarios y escribid la historia de vuestra patria para honrar la memoria de vuestros padres y excitar la emulación universal. Tened presente que Popayán ha producido héroes y heroínas, y que aun en medio de las más espantosas tormentas y aun de su miseria misma ha conservado su dignidad y héchose respetar de los ambiciosos de todos los tiempos. Yo os declaro que me enorgullezco cuando recuerdo que soy hijo de ese país, más grande todavía por su historia en medio de su decadencia que por su antigua riqueza proverbial”.
Don Santiago Arroyo, egregio prócer civil payanés, escribiría también en sus “Apuntamientos, 1808-1824” [p. 148, edición virtual de la Fundación Caucana de Patrimonio Intelectual, 2010] sobre la visita del libertador a Popayán:
“1822 […] “Su situación, y el haber sido invadida diferentes veces por tropas enemigas y desordenadas, le dan un lugar preferente en el orden de pueblos arruinados y desolados”, dice la Gaceta de Colombia de 24 de Marzo de 1822. Pero a pesar de estar casi reducida a un esqueleto, esta Provincia en otro tiempo rica, Su Excelencia el Libertador le ha exigido nuevos servicios y ha tenido la complacencia de ver asistidos abundantemente el Ejercito y los hospitales, verificado el equipo de las tropas, preparados los trenes, parques etc.; de manera que sólo un patriotismo tan decidido y un afecto particular a Su Excelencia, han podido superar las dificultades que naturalmente oponían la pobreza, la despoblación, la ruina de las mejores fortunas, y todos los demás resultados que ha producido la guerra de once años.

En el libro virtual del periodista payanes; Mario Montenegro Montilla* “AGUALONGO UN PARACO DEL REY DE ESPAÑA”1819-1824, donde Agustín Agualongo y Cisneros, un indígena quillasinga leal a la monarquía española, con una guerrilla de autodefensas entre pastusos, negros patianos e indígenas pro realistas que constantemente invadían y asolaban a Popayán en contra de las guerrillas independentistas, se dice;” -Hoy en el 2008 desgraciadamente infestada de lo mismo, pero con otro imperio que es peor, el yanqui. Y un gobierno nacional uribista y pro paramilitar, gestor de las autodefensas, y de multitudinarias Marchas, en contra del actual Ejercito Popular Revolucionario de Colombia, FARC,. Dejando de lado sospechosamente, -el mismo medicamento de oposición-, de protesta por el terrorismo de estado, las detenciones y desapariciones, el secuestro y las miles de fosas comunes del paramilitarismo narcotraficante, así como por el desplazamiento de más de cuatro millones de colombianos, que sufren en esta maldita guerra que lleva mas de 45 años, y sin contar las anteriores, como la guerra de los “Mil Días”, también iniciadas por los enfrentamientos fratricidas del bipartidismo, que en este año del 2008, está acrecentándose, contra el gobierno Bolivariano de Venezuela, y donde en un rifirrafe de los presidentes; el derechista Álvaro Uribe Vélez y el izquierdista, HUGO CHAVEZ FRIAS, gestor del “Nuevo Socialismo del Siglo 21” quienes adelantan un posible Acuerdo Humanitario para lograr que las FARC, dejen en libertad, a un grupo de miembros de la policía y oficiales tomados como rehenes, así como dejar en libertad a tres mercenarios norteamericanos y a la ex candidata presidencial, INGRID BETANCURT, que fue secuestrada hace mas de 6 años.
Dentro de los 45 rehenes que tienen los guerrilleros, algunos de ellos llevan 10 años en cautiverio en las selvas inhóspitas del sur occidente colombiano, justamente por los mismos territorios que asolaba el guerrero indígena paramilitar, quien no deseaba en esa época de 1824, la independencia de España, de nuestra patria Colombia, que al final en 1810, fue iniciada la independencia por el Libertador de 5 Repúblicas; el Venezolano; SIMON BOLIVAR”.
*Egresado en Economía política e historia. The Henry George School of Social Science. Universidad de Nueva York, miembro de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Periodistas, FIAP de Nueva York, y cogestor del barrio Parque de los Periodistas “Julio E. Ocampo” de Popayán.
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Finalmente, el maestro Guillermo Valencia, máxima figura entre nuestros poetas, dio en 1940 como colofón seguramente a todas estas lecturas en el Panteón de los Próceres de Popayán, las siguientes palabras:
“Hijos de mi ciudad: en aquellas níveas cajas se contiene todo cuanto hoy nos resta del abolido poderío: ¡cenizas de hombres! Veladlas con hondo aprecio y razonada admiración, con celo vigilante y enternecida reverencia; en ellas y en las lápidas que las cercan fulgura nuestra gloria de cuatro siglos”.
¿Seguiremos empeñados en trivializar nuestra historia celebrando como bicentenario de la Independencia los preámbulos o las victorias parciales [Boyacá, Carabobo y Pichincha], desconociendo que el colofón inicial de todos estas batallas es Ayacucho [1824], sin el cual no hubiéramos tenido ninguna Independencia?
A los aún centralistas, cuyo aporte lo quieren y lo han hecho ver, no sólo como el más decisivo, sino como el ÚNICO, les decimos que Boyacá y el 20 de julio de 1810 fueron un comienzo, pero no un fin. En lo que a nuestro pueblo respecta, nos hemos dado a la tarea de rescatar como acto subsidiario a las vacuas celebraciones, estas obras: fundacioncaucanadepatrimonio.ning.com, para que estudien y comprendan que la celebración del bicentenario de nuestras Independencias jurídico-políticas debe extenderse hasta el 2024 -conmemoración de Ayacucho-, y a los payaneses, que nuestra gloria no está en la “proverbial opulencia” de nuestros predecesores -siguiendo a José Hilario López-, sino en “cenizas y sacrificios”, como lo manifestó Guillermo Valencia. Esa es la historia que debemos comprender, la que llevamos con orgullo los que nos declaramos patriotas… no de una patria que por una mala enseñanza de la historia nos la presentan como un proyecto culminado, sino de un proceso histórico dinámico y renovador que está por alcanzarse 25 de agosto de 2010
[1] LÓPEZ, Manuel Antonio, “Recuerdos Históricos”, 1878. Capítulo “Campañas del Ecuador – Una Marcha Sin Raciones”, p. 115, edición virtual de la Fundación Caucana de Patrimonio Intelectual, 2010.

[2] LÓPEZ, José Hilario, “Memorias”, p. 110, edición de Bedout, 1975

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