¿EL PROCER JOAQUIN CAYCEDO Y CUERO, NO MERECE EN CALI TANTA IPORTANCIA EN EL BICENTENARIO INDEPENDENCIA DE COLOMBIA 1810-2010?
-Retractación del Doctor; Joaquín Caycedo y Cuero, como Presidente de la Junta Revolucionaria de Popayán. (Documento conservando la ortografía original – archivo General de Indias, Sevilla).
Por: MARIO MONTENEGRO MONTILLA. Egresado en Economía Política e Historia en The Henry George School of Social Science. CUNY. New York.
La valentía demostrada por el caleño doctor Joaquín Caycedo y Cuero en las luchas de independencia lo destacaron como un guerrero “leal” a los próceres independentistas, pero siguiendo la historia de persecuciones contra los pastusos realistas en forma encarnizada, donde les decía que “…viendo que en el lugar de apreciar estos rasgos de generosidad y de bendecir la mano de su Libertador, se insolentan y violentan estas gentes acostumbradas al yugo, al despotismo y crueldad del bárbaro español Tacón. Que algunos eclesiásticos ignorantes continúan aconsejando la degradación y envilecimiento de su patria….”
Con el correr de los meses… y al borde del fusilamiento del bravucón caleño, (1813) por los amedrentados nariñenses que inicialmente le perdonaron la vida al ser cogido como prisionero y dejado en libertad demostró, en su -segunda prisión-una cobardía a la inversa de lo que le aconteció al indígena realista pastuso y autodefensa del rey Fernando VII, Agustín Agualongo y Cisneros, cuando fue posteriormente fusilado en 1824 en Popayán, que murió de “cara al sol” y vivando al rey de España y renunciando al grado de coronel del ejercito patriota si aceptaba pasarse al ejercito libertador y , como todo un leal soldado realista…enfrentó con honor la muerte, pero ahora en este Bicentenario Independencia de Colombia 1810-2010 , recordemos esta triste historia DE UN SOLDADO APARENTEMENTE “INDEPENDENTISTA” para las nuevas generaciones de vallunos y de caucanos ………así;
“……La ciudad de Pasto hizo prisionero al doctor Joaquín Caycedo, natural de Cali, el cual con auxilio de algunas tropas de Santa Fe, unidas a las que levantó de todo el Valle del Cauca, llegó a obtener la Presidencia de la Junta Revolucionaria que se instaló en Popayán. Quiso sujetar a la ciudad de Pasto, y quedó prisionero segunda vez con mucha parte de sus oficiales y tropas. Apareció luego en Quito la serenidad y se restituyó el buen orden con la entrada del Excemo. Señor don Toribio Montes Presidente de esta Real Audiencia Teniente General de los Reales Ejércitos y General en Jefe del de Operaciones, al fin y objeto de tranquilizar estas provincias, y con el mismo previno al Teniente gobernador, y comandante principal de Pasto doctor Don Tomás Santacruz dispusiese que fuese pasado por las armas el expresado doctor don Joaquín Caicecedo, con Alexandro Macaylay, anglo americano, Comandante de la fuerza revolucionaria de Popayán, que fuesen quintados los oficiales y diezmados los soldados. Ejecutose la orden en veintiséis de enero de este año. En aquellos últimos críticos momentos en que la razón recobra sus derechos, desaparece, el rencor (?-borrado) y se hace sano juicio de las cosas, encargó dicho Caicedo al padre fray Vicente Rivera del Orden de los Predicadores que le asistió, hiciera en publico la retractación que sigue, y se imprime de orden de este Gobierno, para inteligencia de todos, y principalmente de los menos advertidos que se han dejado conducir, adoptando un sistema que no deja a sus parciales que la amargura y arrepentimiento de haberlos seguido, y la desesperación aunque inútil de no poder recuperar los incalculables daños que han ocasionado.
“….Certifico yo el infrascripto religioso, sacerdote de la Orden de Predicadores, que suplicado por el doctor don Joaquín Caicedo a que le asistiera y auxiliara hasta el último instante de su vida, se vio ese hombre afligido por no haberse retractado según su deseo al tiempo de recibir la Majestad de Dios que se le administró por modo de Viatico: me rogó por Dios y por María Santísima lo hiciese yo en la plaza publica a tiempo en que iba a dar su vida en justo castigo de su delito. Para lo cual me instruyó en los términos en lo que había de hacer, supuesto que él se había turbado por respeto (sic) a la Majestad de Dios que estaba en el cuarto de su prisión, y de la cercana muerte en que se hallaba, instruido por él, puse en forma de retractación, y leída le parecía aun no estar a su gusto por parecerle no expresada según el pesar que tenia de haber seguido aquel sistema; y me suplicó que añadiera que las Juntas siempre eran nocivas por las funestas consecuencias que se experimentaban, por lo que se retractaba, y desistía una y mil veces de ella haciendo muchas y sabias exclamaciones de predestinados , alcanzaría de Dios el limpiar la cizaña que había sembrado. El día de salir al suplicio después de encomendarlo a Dios con el santo sacrificio de la Misa pasé a auxiliarlo, y los encontré en medio de dos sacerdotes, y dándome su lado derecho me volvió a hacer la misma suplica, de que pidiera perdón a todos los presentes y ausentes; que él desistía de la Junta, y mucho más la abominaba al conocer se dirigía a la independencia del Rey Nuestro Señor, que hiciese constante a todos su retracción , que él la haría pero se hallaba ya sin alientos, y que por eso se valía de mí para que hiciera sus veces, antes y después de su muerte.
“……Al bajar la grada de la casa prorrumpió en presencia de todos en estas palabras. Me retracto y desisto del sistema escandaloso de la junta, y vuelto a mi me dijo: Padre fray Vicente por Dios no olvide de lo encargado. Ya llegó al lugar del suplicio me dio el papel que antes había leído y aprobado me dijo haga la publica retractación, y pida perdón a todos y abrazando el crucifijo dijo, Señor perdona mi delito, que pido perdón a todos y me retracto de todo lo mal que he hecho y yo cogiendo el papel en la mano suspendí la música de la tropa, y en presencia de toda ella, como también de los soldados y oficiales caleños que habían asistido todos, y de los sacerdotes que estaban auxiliando, y recomendando el Alma, y finalmente de todo el pueblo dije en alta voz.
Señores: este hombre que van ha ajusticiar por haberse hecho presidente de la Junta me suplica que les declare: que si al principio abrazó este pernicioso sistema de Juntas fue porque le pareció justo, y en obsequio de la Real Corona llevado de la ligereza de algunos papeles seductivos que se han introducido en América; y que muchos sujetos al parecer de ciencia, y virtud lo había adoptado; por este motivo ha alistado tropas e influido en todo el Valle para sostener aquel proyecto nocivo, como pernicioso, castigando y persiguiendo a aquellos que no querían adoptarlo, siendo uno de estos el Señor Gobernador de Popayán don Miguel Tacón, a quien injustamente lo han deshonrado en Cabildos y papeles públicos, a quien le pide perdón y restituye su crédito como es constante al publico. Que vino a esta ciudad con motivo de auxiliar a los de Quito en la que reconoce todos los daños que ha causado, y pide perdón, primeramente a Dios, y sus Ministros seculares, y Regulares que ha apresado: a las religiosas que ha malquistado. A los vecinos que ha perjudicado: a las viudas que han perdido sus maridos; a las madres que han perdido sus hijos; a los huérfanos, a los casados, y finalmente a todos aquellos que se vieron perjudicados: a todos pide perdón, y les suplica que lo encomienden a Dios, que él no tiene con que resarcir tantos daños, sino con encomendarlos y pedir por todos cuando se vea en la presencia de Dios. Lo mismo lo hace de los soldados del Valle que ha alistado a su tropa, a todos les pide perdón por todos los daños que les ha ocasionado de aquellos que han muerto y de estos otros que van a morir, a todos y de todos les pido perdón, y les suplico por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, y por el néctar suavísimo de María Santísima procuren la paz y quietud que antes gozábamos en nuestro antiguo gobierno, y se obedezca al Rey Nuestro Señor y a sus Ministros, que detesten y abominen las perniciosas Juntas, y mucho más si estas dieren señales de independencia, porque seria faltar a la fidelidad del juramento, y a la obediencia de nuestra Santa Madre Iglesia, yo detesto y abomino aquel sistema pernicioso, y origen de toda desgracia: juro fidelidad a Nuestro Católico Monarca, la sello con mi sangre, y deseo morir en el seno de nuestra Santa Ley, y obediencia de Nuestra Santa Madre Iglesia, para lo cual pido perdón a Dios de mis pecados, y digo Señor ten piedad y misericordia de mi por los meritos de su santísima pasión y muerte; no permita que mi alma se pierda en tus manos.
Señor encomiendo mi espíritu redimido con el precio de tu sangre y con estas palabras lo sentaron en la silla y lleno de lágrimas besó el costado del Santo Crucifijo y murió dejándonos señales de predestinación lo que nos da un gran consuelo que su alma estando en carrera de salvación, y que los que han adoptado el sistema vendrán en conocimiento de la falsedad y peligro que induce. Es la verdad que atestigua verbo sacerdotis, y con todo el concurso de la plaza y de los sectarios. Y para que conste doy este en diez y siete de enero de mil ochocientos trece.
Recibido de mano del reverendo Padre Fray Vicente de Rivera y respecto de que ningún convencimiento puede ser mas eficaz para el desengaño de los preocupados y obstinados que esa retractación y confesión del sujeto mas ilustrado de los revolucionarios, verificada en el momento mismo de ir a dar cuenta al Supremo Juez de vivos y muertos en presencia de mas de dos mil testigos: la que se copia a las puertas de las Casas del Cabildo por tres días continuos para que llegue la notica de todos, y pueda circularse.
Lo proveí con testigos a falta de escribano.
Firmado: Tomas de Santa Cruz.
Testigo Eusebio Burbano, testigo Blas María Buchelli.
Quito: trece de febrero de mil ochocientos trece.
Recibida la anterior publica retractación que antes de morir hizo el Dr., Joaquín Caicedo Presidente de la Junta Revolucionaria de Popayán, y ha remitido el Teniente de Gobernador de Pasto doctor Tomas Santacruz: publíquese en la forma ordinaria en esta ciudad e imprimase para circularla a los Jueces del Distrito para que cada uno en el suyo la haga publicar a fin de que llegue a noticias de todos:
Firmado TORIBIO MONTES
JOSE MARIA DE CASTRO.
En la ciudad de Pasto, mandé pasar por las armas al doctor Joaquín Caizedo Presidente de la Junta Revolucionaria del Gobierno de Popayán, y al Comandante de su tropa Alexandro Macaulay de nación Anglo Americano, quintar los oficiales , y diezmar los soldados que fueron hechos prisioneros, porque el primero fue móvil principal para el trastorno de aquella Ciudad y sus Provincias, formando unión con las de Quito, procurando con tesón dominar la de Pasto, la que habiéndole aprendido y dado libertad bajo ciertas condiciones a que falto, tuvo el atrevimiento de volver a invadirla, y fue preso por segunda vez; y cuya retractación de Caizedo, al tiempo de su muerte acompañado a V:S”.
Del informe rendido por Toribio Montes desde Quito el 7 de abril de 1813 de la Reconquista y Pacificación de la Audiencia de Quito”. Es fiel copia tomado de su original del Archivo General de Indias. Sevilla. Quito leg. 386”. Documentos históricos “Pasto en la guerra de independencia 1808-1824.Historia Critica de Nariño volumen II .pp.180-181-182-183. Guerrero Vinueza Gerardo León
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domingo, 29 de agosto de 2010
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GENEALOGIA
ResponderEliminarEn la aldea llamada Cayzedo en la provincia de Álava en España, existía desde antes del descubrimiento de América, un familia Torre.
La familia Torre, aunque de mediana cultura, no debía tener títulos nobiliarios en el siglo 16, porque según la “Revista de Historia y de Genealogía Española”, fue en 1624 cuando uno de sus descendientes, llamado Martín Beltrán de Cayzedo, ganó Real carta de ejecutoria de hidalguía, y fue después en 1711 cuando fue creado el Marquez de Cayzedo en otro descendiente.
En 1537 vino de Oviedo a Popayán el capitán de conquista Francisco Torre, natural de la citada población de Cayzedo, pero como en aquella nombre era común sustituir el apellido por el patronímico, se le llamó Francisco de Cayzedo, como a Sebastián Moyano se le llamó Sebastián de Belalcázar, y como a los Fernández de Córdoba se les llamo primero de Córdoba y después simplemente Córdoba.
Los descendientes del capitán Francisco Torre de Cayzedo, llamado en la provincia de Popayán simplemente Francisco de Cayzedo, continuaron usando el patronímico como apellido y de aquí que su hijo mayor, quien fue regidor del Cabildo de Popayán, se llamara Cristóbal de Cayzedo Arévalo. Uno de los hijos de este, llamado Juan de Cayzedo y Salazar, fue el primer Alférez Real y Regidor perpetuo del Cabildo de Cali a principios del siglo XVII.
El segundo Alférez Real y Regidor del Cabildo de Cali, hijo del anterior, fue Cristóbal de Cayzedo Rengifo, muerto en 1688.
Siguieron en los mismos puestos, por sucesiones hereditarias, Nicolás de Cayzedo Hinestrosa, Nicolás de Cayzedo Ximénez, y Manuel de Cayzedo y Tenorio, a quien se refiere la novela histórica del doctor Eustaquio Palacios, y el que falleció en 1808.
El último Alférez Real de Cali, de 1808 a 1810, fue el doctor Joaquín de Cayzedo y Cuero, cuarto hijo del anterior, como sucesor de su padre, pues su hermano mayor, Manuel Joaquín, y el segundo, Pedro Fernando, habían muerto y el tercero, Manuel José, fue clérigo.
De todos es sabido que el doctor Joaquín de Cayzedo y Cuero cambió sus títulos por el de prócer de nuestra independencia el día 3 de julio de 1810, en que Cali, anticipándose a las demás ciudades del virreinato, lanzó el grito de emancipación. A él se debió la confederación de las ciudades del Valle del Cauca y la organización de las tropas que bajo el comando del coronel Antonio Baraya, dieron el primer gran triunfo de la República en la Batalla de Palacé en 1811. Más tarde, vencido en Catambuco, fue fusilado en Pasto en enero de 1813.
Prueba de que el apellido Caicedo se originó en el patronímico, la presenta la “Enciclopedia Universal de Espasa”, porque en ella solo aparecen los nombres de ocho (8) hombres ilustres con este apellido, todos colombianos.
De las diez o doce generaciones que se han sucedido desde 1537, muchas de ellas se avecindaron, desde tiempo atrás, en los actuales departamentos del Cauca, Huila, Nariño, Tolima y Valle, lo que explica la generalización del apellido en el occidente colombiano.
Muchos descendientes suprimieron la preposición “de”, pero mi padre, dioctor Joaquín de Caicedo y Caicedo, nieto de los próceres Joaquín de Cayzedo Cuero y Martín Francisco A. De Cayzedo de la Llera, lo conservó.
Mario de Caicedo
Cali, Abril de 1942